Artículo de opinión de Jon Ken Mizutani, psicólogo colegiado GZ2182
La autorrealización es un concepto fundamental en la psicología y el desarrollo personal, y en el mundo moderno, su comprensión y práctica pueden ser desafiantes. Hoy, quiero compartir una guía práctica para alcanzar este estado tan anhelado, enfocándome en la importancia de la claridad mental y la separación de planos de realidad. Este artículo pretende explorar estas ideas y resaltar su relevancia en la búsqueda de una vida plena y auténtica.
Desglosar los planos de realidad
Nuestra realidad puede entenderse como una serie de capas o dimensiones, semejante a cómo un atlas del cuerpo humano muestra diferentes sistemas que, aunque distintos, están interrelacionados. Hay una dimensión que abarca lo que percibimos en el presente: lo tangible, lo práctico, lo que sucede en el «aquí y ahora». Sin embargo, también existe otra dimensión que incluye nuestras experiencias pasadas, especialmente aquellas cargadas de emociones y sentimientos no resueltos. Estos recuerdos y emociones pueden influir en nuestra percepción del presente, creando una distorsión de la realidad actual y, por tanto, dificultando la claridad mental (Schacter, 1996).
Cuando estas dimensiones se entremezclan, podemos confundir el pasado con el presente, lo que puede llevarnos a reacciones y decisiones que no se alinean con lo que realmente está ocurriendo en el momento. Ser capaces de identificar y separar estas diferentes dimensiones nos permite abordar las situaciones de manera más clara, efectiva y justa.
Comprender la función biológica de los sentimientos
Comprender la biología de nuestras emociones, como la humillación, la culpa, la tristeza y la soledad, es fundamental. Estas emociones han evolucionado para mantenernos en el «rebaño» y asegurar nuestra supervivencia, tal como lo hacían nuestros ancestros en tiempos de peligros reales e inmediatos (Darwin, 1872). Sin embargo, en la sociedad moderna, donde la supervivencia básica está mayormente garantizada, estas emociones pueden obstaculizar nuestra autorrealización.
Para alcanzar la autorrealización, es crucial aprender a tolerar y gestionar estas emociones. Este proceso de tolerancia es un componente esencial de lo que Abraham Maslow describe en su famosa pirámide de necesidades, situando la autorrealización en la cúspide (Maslow, 1943). En la práctica, esto significa aprender a soportar la incomodidad de estos sentimientos y trascenderlos mientras perseguimos nuestras necesidades y deseos individuales. Que sea la propia vida la que calibre nuestros actos, y no las culpas inculcadas.
Etiquetar los huevos en mal estado: Recuperar la claridad mental
Una analogía poderosa que utilizo es la de los «huevos en mal estado». Estos representan actos indebidos o manipulaciones que otros nos imponen, a menudo sin etiquetar claramente su naturaleza perjudicial. Aceptar estos «huevos» deteriora nuestra claridad mental y nos sumerge en un estado de confusión y autoengaño.
Reconocer y etiquetar estos actos, tanto en nosotros mismos como en los demás, es vital para mantener nuestra claridad mental. Un ejemplo cotidiano podría ser un padre que, al perder la paciencia, grita a su hijo mientras le enseña matemáticas, haciendo que el niño se sienta humillado por expresar su necesidad de ser tratado con respeto. Al pedir perdón y reconocer su error, el padre no solo recupera su claridad mental, sino que también ayuda a su hijo a no perder la suya. Esta situación puede relacionarse con el condicionamiento operante, donde las respuestas emocionales son moldeadas por el refuerzo y el castigo (Skinner, 1938; Neisser, 1967).
La batalla principal del ser humano moderno
En el mundo actual, donde la identidad colectiva ya no es esencial para la supervivencia diaria, la prioridad se ha desplazado hacia satisfacer nuestras necesidades individuales. Sostengo que este es el conflicto principal del ser humano moderno: la lucha entre sacrificar nuestras necesidades personales para evitar emociones negativas y la urgencia de perseguir nuestra autorrealización.
El camino hacia la autorrealización implica una «mutación genética» simbólica: entrenar nuestra mente para trascender emociones como la humillación, la culpa, la soledad y la tristeza. Esto nos permite alejarnos de la identidad colectiva impuesta por el instinto de supervivencia (Dawkins, 1976). Este entrenamiento es esencial para recuperar y mantener nuestra claridad mental, permitiéndonos vivir de acuerdo con nuestras verdaderas necesidades y deseos.
Es importante destacar que no se busca la indiferencia hacia la sociedad, sino la autorrealización desde el respeto y libre de culpas inculcadas.
Conclusión
En conclusión, la claridad mental emerge como la herramienta clave para la autorrealización en el complejo contexto del mundo moderno. Desglosar los planos de realidad, comprender la biología de nuestras emociones y etiquetar los actos indebidos no solo nos permiten navegar de manera efectiva las demandas de la vida diaria, sino que también nos equipan para vivir de acuerdo con nuestras verdaderas necesidades y deseos. Este proceso de autorrealización, más que un destino final, es un camino continuo que no solo nos beneficia a nosotros mismos, sino que también promueve una convivencia más sana y respetuosa con los demás. Al adoptar estas estrategias, podemos avanzar hacia una vida más consciente, plena y auténtica, lo cual es el objetivo último del desarrollo personal.
Esquema general
Referencias
– Darwin, C. (1872). The Expression of the Emotions in Man and Animals. John Murray.
– Dawkins, R. (1976). The Selfish Gene. Oxford University Press.
– Maslow, A. H. (1943). A Theory of Human Motivation. *Psychological Review*, 50(4), 370-396.
– Neisser, U. (1967). Cognitive Psychology. Appleton-Century-Crofts.
– Schacter, D. L. (1996). Searching for Memory: The Brain, the Mind, and the Past. Basic Books.
– Skinner, B. F. (1938). The Behavior of Organisms: An Experimental Analysis. Appleton-Century.