El Renacer: la reintegración de nuestras partes amputadas

Artículo de opinión de Jon Ken Mizutani, psicólogo colegiado GZ2182

En el ámbito de la psicología, la metáfora del renacer es poderosa y profundamente significativa. Nos permite visualizar el proceso de sanación como un viaje de redescubrimiento y reconexión con aquellas partes de nosotros mismos que, por diversas razones, hemos ocultado o rechazado. 

Este artículo reflexiona sobre el papel crucial del psicólogo en este proceso y los desafíos que enfrentan quienes buscan la integración de su ser auténtico.

El papel del psicólogo: un puente entre mundos

El psicólogo actúa como un puente entre un mundo aislado y desolado, y un mundo social lleno de riesgos y bienestar. Este papel es fundamental para ayudar a los individuos a navegar la complejidad de sus experiencias traumáticas y sus respuestas psicoemocionales (Van der Kolk, 2014; Herman, 1992). 

El trauma, entendido como los estados psicoemocionales que hemos escondido, representa un desafío significativo para nuestro Sistema Nervioso Autónomo (SNA). 

La reemergencia de estos traumas puede sentirse como una amenaza, activando respuestas de lucha o huida que, aunque inicialmente protectoras, pueden perpetuar el ciclo de aislamiento y sufrimiento (Porges, 2011).

Incongruencia interna y el sentimiento de anormalidad

La incongruencia entre cómo deseamos ser y cómo realmente reaccionamos ante diversas situaciones, crea una disonancia interna significativa. Vivimos avergonzados de nuestro modo de operar, un sistema configurado desde la niñez y moldeado por el contexto. 

Esta sensación de «no ser normales» nos lleva a esconder aquellas partes de nosotros mismos que consideramos inaceptables. Este acto de esconder, o aislamiento, es la raíz del trauma (Levine, 1997). Como resultado, el ser humano vive «amputado», renegando y avergonzándose de partes esenciales de su ser, en un esfuerzo por mantener una fachada aceptable.

Las dificultades de la adaptación social

Este aislamiento conlleva dos tipos principales de dificultades en la adaptación social: la incapacidad de proteger nuestras necesidades frente a los demás y la incapacidad de aceptar límites razonables. 

Sin la capacidad de defender nuestros intereses, nos volvemos vulnerables y no podemos mantener una percepción de justicia relativa, una herramienta esencial para la convivencia social equilibrada. Llamo a esto «dificultades para calibrar al entorno» (Rogers, 1961). 

Por otro lado, la incapacidad de aceptar la crítica y la retroalimentación externa nos impide ajustarnos adecuadamente, lo que denomino «dificultades para ser calibrados» (Ogden et al., 2006).

El camino hacia la integración

Cuando alcanzamos un punto de agotamiento profundo, donde sentimos que el mundo se desmorona, en realidad estamos ante una oportunidad de transformación. 

Este agotamiento señala que los mecanismos que hemos utilizado hasta ahora ya no son efectivos, abriendo la puerta a la integración de partes de nosotros mismos que hemos considerado problemáticas o anormales. Este es el momento para buscar ayuda psicológica. 

El psicólogo, similar a un matrón en el parto, garantiza la seguridad de estas partes emergentes, ofreciéndoles el respeto y la legitimación necesarias para que puedan empezar a integrarse en nuestra vida cotidiana (Herman, 1992).

Reconfiguración del Sistema Nervioso Autónomo (SNA)

El SNA necesita reconfigurarse gradualmente, alternando entre exposición y descanso. 

Este proceso, que denomino “el eje evasión-responsabilidad», implica permitirnos evadirnos y procrastinar sin perder de vista nuestro objetivo de integración. Este enfoque nos permite recargar energías y enfrentarnos al mundo de manera responsable y gradual, facilitando una mayor congruencia interna y un camino hacia un crecimiento profundo y estable (Porges, 2011).

Conclusión: la importancia de la integración

Recuperar nuestras partes amputadas es esencial para vivir de manera plena y auténtica. Debemos permitirnos sentir sin temor y aprender a socializar de manera saludable, calibrando nuestras acciones y aceptando la retroalimentación externa. 

Este proceso de renacer no solo nos lleva a una mayor congruencia interna, sino que también nos prepara para enfrentar los desafíos de la vida con mayor resiliencia y estabilidad.

El papel del psicólogo es crucial en este viaje, guiando y apoyando a los individuos mientras navegan las aguas turbulentas de la reintegración. A través de este proceso, podemos encontrar un equilibrio más saludable y vivir de manera más auténtica y plena.

Esquema general

Referencias

Van der Kolk, B. (2014). The Body Keeps the Score: Brain, Mind, and Body in the Healing of Trauma. Viking.

Porges, S. W. (2011). The Polyvagal Theory: Neurophysiological Foundations of Emotions, Attachment, Communication, and Self-regulation. Norton & Company.

Levine, P. A. (1997). Waking the Tiger: Healing Trauma. North Atlantic Books.

Herman, J. L. (1992). Trauma and Recovery: The Aftermath of Violence–from Domestic Abuse to Political Terror. Basic Books.

Rogers, C. R. (1961). On Becoming a Person: A Therapist’s View of Psychotherapy. Houghton Mifflin.

Ogden, P., Minton, K., & Pain, C. (2006). Trauma and the Body: A Sensorimotor Approach to Psychotherapy. Norton & Company.

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Jon Ken Mizutani

Psicólogo colegiado GZ 2182

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