Evolución y Psicología: la necesidad de un “cerebro meditativo” para enfrentar el sufrimiento emergente

Artículo de opinión de Jon Ken Mizutani, psicólogo colegiado GZ2182

1. Evolución: un proceso constante y adaptativo

La evolución es un proceso continuo que ha permitido a los seres vivos adaptarse a su entorno. En el caso de los seres humanos, esta evolución ha dado lugar a la aparición de diferentes tipos de estructuras cerebrales que se han ido superponiendo a lo largo de la historia de la humanidad.

Este fenómeno ha resultado en un cerebro complejo, compuesto por estructuras que incluyen el cerebro reptiliano, el cerebro mamífero y el cerebro humano (MacLean, 1990):

– El cerebro reptiliano, la estructura más antigua, está encargado de la supervivencia y las funciones fisiológicas básicas.

– El cerebro mamífero, que surgió posteriormente, facilita la socialización espontánea y las emociones básicas.

– Finalmente, el cerebro humano, la estructura más reciente, es capaz de crear modelos estáticos y comprender el porqué de las cosas, permitiendo el razonamiento abstracto y complejo.

Este desarrollo evolutivo ha permitido a los humanos construir maquinaria avanzada y prosperar en ambientes desafiantes. Sin embargo, esta sofisticación también ha dado lugar a un nuevo tipo de sufrimiento, desconocido para los mamíferos primitivos.

2. El sufrimiento emergente debido a la evolución

El desarrollo del cerebro humano ha introducido la necesidad constante de explicarse el porqué de las cosas. Este cerebro, generador de modelos estáticos, intenta racionalizar todo. Cuando algo no encaja, estos modelos se rompen, llevando al cerebro humano a un bucle de interrogación perpetua sin llegar a una conclusión satisfactoria.

El cerebro reptiliano interpreta este bucle como un peligro real, activando una cascada de respuestas fisiológicas al estrés. Según Walter Cannon, la respuesta de lucha o huida se activa cuando el cuerpo percibe una amenaza, liberando adrenalina y otros químicos que preparan al organismo para enfrentar o escapar del peligro (Cannon, 1932). Esta reacción se basa en una percepción errónea de amenaza, ya que el peligro es meramente conceptual.

Así, los humanos enfrentan una dificultad evolutiva única: el conflicto interno generado por la incapacidad de su cerebro avanzado para encontrar respuestas a todas las incógnitas.

3. La necesidad del desarrollo del “Cerebro Meditativo”

El cerebro meditativo representa una evolución del cerebro humano al no necesitar preguntarse el porqué de las cosas. Este tipo de cerebro es capaz de sentir las incomodidades del bucle sin tratar de racionalizarlas, observándolas de manera ecuánime y sin juicios de valor. Al hacerlo, puede desactivar con relativa rapidez la respuesta de estrés del cerebro reptiliano.

El desarrollo del cerebro meditativo permite a los humanos manejar situaciones estresantes de manera más equilibrada y consciente, ofreciendo una solución cuando no hay explicaciones disponibles. Este cerebro meditativo es crucial para vivir en paz ante las incertidumbres de la vida, como la muerte, que carecen de respuestas definitivas. (Kabat-Zinn, 1990).

4. La supervivencia a través de la coalición de gobierno de los distintos cerebros

El desarrollo del cerebro meditativo aporta la claridad mental necesaria para que las diferentes estructuras cerebrales funcionen como una coalición de gobierno. Aprender a meditar es como un presidente que gobierna un parlamento, logrando que cada cerebro desempeñe su función específica de manera efectiva.

El cerebro reptiliano se encargará de la supervivencia frente a peligros reales, el cerebro mamífero facilitará todo lo relacionado con la socialización, y el cerebro humano resolverá aquellas cuestiones que desde la lógica sean solucionables, previniendo a caer en bucles de interrogación sin fin. Esta coalición permite una existencia más armoniosa, donde cada parte del cerebro contribuye a la supervivencia y el bienestar del individuo.

En conclusión, la evolución ha dotado a los humanos de un cerebro complejo que, si bien les permite enfrentar desafíos avanzados, también introduce nuevas formas de sufrimiento.

El desarrollo del “cerebro meditativo” se presenta como una solución evolutiva esencial para manejar estas dificultades, promoviendo una vida equilibrada y consciente en un mundo lleno de incertidumbres.

Esquema general

Referencias

MacLean, P. D. (1990). The Triune Brain in Evolution: Role in Paleocerebral Functions. Springer.

Cannon, W. B. (1932). The Wisdom of the Body. W.W. Norton & Company.

Kabat-Zinn, J. (1990). Full Catastrophe Living: Using the Wisdom of Your Body and Mind to Face Stress, Pain, and Illness. Delta.

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Jon Ken Mizutani

Psicólogo colegiado GZ 2182

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