Artículo de opinión de Jon Ken Mizutani, psicólogo colegiado GZ2182
En el contexto de la educación infantil, muchas veces pasamos por alto una pregunta clave: ¿por qué hacemos regalos a los niños? ¿Es realmente por su bienestar o estamos cubriendo nuestras propias necesidades emocionales? En numerosas ocasiones, el adulto busca una respuesta emocional inmediata por parte del niño, comprando su afecto con regalos y generando un soborno emocional. Aunque este acto pueda parecer inocente y bienintencionado, puede tener implicaciones significativas en el desarrollo emocional de los niños.
La frustración y los límites: Claves para el desarrollo emocional
Una de las habilidades más importantes en la educación de los niños es la capacidad de tolerar verlos frustrados, tristes o enfadados. Esta habilidad nos permite establecer límites adecuados, necesarios para su desarrollo emocional y conductual. Sin embargo, muchos adultos prefieren evitar estos momentos incómodos y, para no enfrentarse a las emociones negativas de sus hijos, optan por satisfacer inmediatamente sus demandas. Esta estrategia es una trampa educativa, como señala Alfie Kohn en su obra «Unconditional Parenting», donde explica cómo el amor incondicional y la disciplina basada en la empatía, en lugar de la gratificación inmediata, favorece un desarrollo más equilibrado.
Cuando nos centramos en factores aislados como «la televisión es mala» o «hacer muchos planes es bueno para los niños», perdemos de vista el contexto más amplio. No se trata de prohibir o permitir actividades de manera simplista, sino de entender cómo influye en los niños lo que les ofrecemos y cómo gestionan esas experiencias.
La Frontera entre la satisfacción y la adicción
En la vida, existen muchas cosas que nos proporcionan satisfacción: un regalo, ver la televisión, jugar, practicar deporte o disfrutar de una comida. Estas actividades pueden ser placenteras y saludables en su justa medida. Sin embargo, cuando cruzamos la línea entre la satisfacción y la adicción, el cerebro empieza a comportarse de manera inestable.
El traspaso de la frontera entre satisfacción y adicción en los niños es responsabilidad del adulto.
La negligencia en la educación, ya sea por la falta de límites claros o por no enseñar a los niños a esperar y gestionar sus deseos, puede generar dependencia.
Esta adicción a estímulos placenteros —como los regalos, la televisión o cualquier otra fuente de satisfacción— provoca inestabilidad emocional, manifestada a menudo en forma de irritabilidad, impulsividad y cambios en el comportamiento.
Gabor Maté, en «In the Realm of Hungry Ghosts», explica cómo las adicciones suelen surgir cuando las necesidades emocionales no son satisfechas adecuadamente durante la infancia, lo que lleva a buscar consuelo en estímulos externos.
La hiperactividad emocional y los regalos
Un ejemplo claro de cómo se manifiesta esta frontera se observa cuando los niños abren regalos. A menudo los vemos en un estado de hiperactivación emocional, que los adultos interpretan como felicidad extrema. Sin embargo, lo que realmente estamos presenciando es un cerebro inestable, ansioso por recibir más estímulos y recompensas. Este comportamiento, si no se gestiona correctamente, puede llevar a la dependencia emocional y generar problemas en la adultez.
Jean Piaget y Lev Vygotsky, en sus estudios sobre el desarrollo infantil, argumentaron que el exceso de estímulos puede afectar el proceso cognitivo de los niños, especialmente cuando se les priva de aprender a gestionar la espera y la frustración. Ambos subrayan la importancia de que los niños enfrenten pequeñas dificultades para desarrollar habilidades de autocontrol y paciencia.
Educar en la espera y la tolerancia a la frustración
El verdadero desafío en la educación infantil no es evitar que los niños vean televisión o reciban regalos, sino enseñarles a gestionar esos estímulos de manera saludable. Es fundamental que los niños aprendan a esperar, a posponer sus urgencias y a tolerar la frustración cuando las cosas no salen como ellos desean. Estas habilidades son esenciales para prevenir la inestabilidad emocional, tanto en el presente como en el futuro.
Autores como Daniel Siegel y Tina Payne Bryson, en «El cerebro del niño», destacan la importancia de la regulación emocional desde temprana edad, explicando cómo enseñar a los niños a esperar y manejar sus deseos puede mejorar su capacidad para regular sus emociones a lo largo de la vida. Siegel enfatiza que un cerebro emocionalmente regulado está mejor equipado para enfrentar los desafíos de la vida adulta.
Prevención de la adicción a través de una educación consciente
Si no se presta atención a estos aspectos, los niños pueden caer en patrones adictivos, buscando siempre la satisfacción inmediata para regular sus emociones. Esto no solo afecta su desarrollo emocional en la infancia, sino que también puede generar problemas de salud mental en la adultez. Jean Twenge, en «iGen», advierte que el acceso descontrolado a estímulos placenteros (como pantallas o redes sociales) ha generado un aumento de la ansiedad y la depresión en las generaciones más jóvenes, justamente porque no se les ha enseñado a manejar adecuadamente su relación con la satisfacción inmediata.
Conclusión: Educar con conciencia y perspectiva global
En resumen, la verdadera filosofía en la educación infantil no está en prohibir o permitir actividades aisladas, sino en educar a los niños a gestionar sus deseos y emociones de manera equilibrada. Los adultos debemos ser conscientes de que, al cruzar la frontera entre satisfacción y adicción, estamos contribuyendo a la inestabilidad emocional de los niños. El aprendizaje de la espera, la tolerancia a la frustración y el manejo saludable de los estímulos son claves para prevenir futuros problemas emocionales.
Es hora de replantearnos cómo educamos a nuestros hijos y qué tipo de adultos queremos que sean en el futuro. Solo una educación consciente, que priorice la salud emocional por encima de la gratificación inmediata, podrá formar individuos equilibrados y resilientes.
Esquema general
Referencias
– Kohn, Alfie. Unconditional Parenting: Moving from Rewards and Punishments to Love and Reason. Boston: Atria Books, 2005.
– Maté, Gabor. In the Realm of Hungry Ghosts: Close Encounters with Addiction. Berkeley, CA: North Atlantic Books, 2010.
– Piaget, Jean. El nacimiento de la inteligencia en el niño. Barcelona: Editorial Crítica, 1985.
– Vygotsky, Lev. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Editorial Crítica, 1979.
– Siegel, Daniel, y Bryson, Tina Payne. El cerebro del niño: 12 estrategias revolucionarias para cultivar la mente en desarrollo de tu hijo. Barcelona: Alba Editorial, 2013
– Twenge, Jean M. iGen: Why Today’s Super-Connected Kids Are Growing Up Less Rebellious, More Tolerant, Less Happy. New York: Atria Books, 2018.